El pitcher derecho de los
Yanquis de Nueva York, Don Larsen, realizó el 8 de octubre de 1956, la gran
hazaña de lanzar el único Juego Perfecto en la historia de las Series Mundiales
de las Grandes Ligas, hasta los momentos.
En el quinto juego de la
Serie Mundial, celebrado en el Yankee Stadium, con asistencia de 64.519
fanáticos, Don Larsen se enfrentó ante el lanzador veterano Sal Maglie, de los
Dodgers de Brooklyn, con la serie igualada a 2 por lado. El manager Casey
Stengel colocó a Larsen como abridor, a pesar de no haber lanzado bien el
segundo partido de la Serie Mundial, en el estadio Ebbets Field de Brooklyn,
con labor de 1 inning y 2 tercios, había recibido 4 anotaciones, con 1 hit, 4
boletos otorgados.
Dos temporadas antes, el
pitcher Don Larsen, tuvo uno de sus peores récords jugando para los Orioles de
Baltimore, obteniendo 3 victorias y 21 derrotas. Ese año ningún otro lanzador
en la Liga Americana había perdido más juegos que él; pero 2 de sus victorias
fueron ante los Yanquis de Nueva York, por lo que se interesaron en sus
servicios.
En 1955, cuando llegó a los
Yanquis de Nueva York, Don Larsen tuvo 9 victorias y 2 derrotas, con una
efectividad de carreras permitidas de 3.06.
El año 1956, en la temporada
regular Larsen dejó marca de 11 victorias y 5 derrotas, con una efectividad de
carreras permitidas de 3.26.
El día del juego perfecto, Larsen ponchó con una curva
al primer bateador del cotejo, Junior Gilliam, luego en conteo de 3 y 2 ponchó
al campo-corto Pee Wee Reese, para el segundo out del partido.
El alto y corpulento
lanzador Don Larsen, no lanzó más de 15 pitcheos a los campeones para la época, los
Dodgers de Brooklyn, que contaban con jugadores de la talla de: Roy Campanella,
Pee Wee Reese, Gil Hodges, Junior Gilliam, Jackie Robinson, Duke Snider, y Carl
Furillo.
En el segundo inning, Jackie
Robinson bateó una fuerte línea al lado izquierdo de la tercera base de los
Yanquis, Andy Carey, quien la rozó con su guante, siendo desviada y atrapada
por el campo-corto Gil McDougald, quien lanzó a primera base para poner out a
Robinson. Fue uno de los batazos más cercanos a ser considerado como hit.
Los Yanquis hicieron 1
carrera en el cuarto inning, con un cuadrangular solitario de Mickey Mantle,
ante el pitcher Sal Maglie.
En el quinto inning, Mickey
Mantle realizó una extraordinaria atrapada con el guante de revés, ante una
fuerte línea de Gil Hodges, que pudo ser un cuadrangular.
En el sexto inning, los
Yanquis hicieron otra carrera, para dejar cifras definitivas al juego, 2-0.
A partir del séptimo inning,
ya todos los jugadores de los Yanquis comenzaron a pensar en la posible gran
hazaña de Don Larsen.
En el octavo inning, el
bateador Gil Hodges conectó una fuerte línea baja a las manos de la tercera
base Andy Carey, quien realizó el out. Jackie Robinson bateó un roletazo a las
manos de Larsen, para el segundo out. Gil Hodges dio una línea que atajó el tercera base Carey,
a tres pulgadas del suelo, lanzando a primera base por si acaso se equivocaba
el umpire en la decisión.
Larsen estaba en el
montículo muy disciplinado y tranquilo. Al iniciar el noveno inning, el receptor Yogi Berra se acercó a conversar con Don Larsen, no para
decirle lo bien que estaba lanzando, sino para recordarle que si un
corredor llegaba a primera base por boleto y el próximo bateador conectaba un cuadrangular, se
empataba el juego.
Comentaba Don Larsen, que
los últimos 3 outs fueron los más difíciles del juego. Estaba nervioso, porque sus
rodillas estaban un poco débiles y sus dedos de la mano de lanzar no los sentía
como quería. Su mente le inducía a expresar: “Por favor,
que alguien me ayude”.
El estadio estaba en
silencio. 4 lanzamientos fueron bateados de foul por Carl Furillo antes de dar
un elevado al jardín derecho que fildeó Bauer, para el primer out. Roy Campanella vino a batear y
conectó un suave rodado a las manos de la segunda base, Billy Martin, para el
segundo out. Por último, Dale Mitchell, en cuenta de 1 bola y 2 strikes, se
ponchó con un lanzamiento en toda la esquina del home, para el final del histórico momento. Festejaron tanto el
lanzador Larsen como el receptor Yogi Berra, saltando de alegría y fundiéndose
en un caluroso abrazo.
Larsen estuvo perfecto. Hizo
97 lanzamientos en el juego, enfrentó a 27 bateadores, no le dieron hit, no le
anotaron carrera, no otorgó boletos, ni se le embasó algún oponente. Su primera
victoria en Serie Mundial fue la del Juego Perfecto.
El pitcher contrario y
perdedor Sal Maglie, lanzó 8 innings completos, permitiendo 5 hits, 2 carreras,
otorgó 2 boletos y propinó 5 ponches.
Luego de terminar el juego,
el manager Casey Stengel, le preguntó a Yogi Berra, ¿cuál ha sido el mejor
juego que él ha recibido a algún lanzador? Y respondió: “Yo nunca he recibido a algún mejor lanzador, como Don estuvo hoy”.
Los Yanquis de Nueva York,
se titularon campeones de la Serie Mundial de 1956, al ganar los 4 juegos, en
el séptimo y definitivo partido.
Don Larsen fue designado
Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1956 y obtuvo ese año, el galardón Babe Ruth. Recibió numerosos premios, desde un automóvil marca Corvette, cuantioso dinero
y diversas presentaciones ante los medios de comunicación. Le escribieron innumerables
cartas de felicitación, entre ellas, una enviada por el Presidente de los
Estados Unidos de Norteamérica, Dwight D. Eisenhower.
Larsen tuvo 14 temporadas en
las Grandes Ligas, jugando para 8 equipos diferentes, terminando su carrera con
un récord de 81 victorias y 91 derrotas, dejando una efectividad de carreras
limpias permitidas de 3.78. En 5 Series Mundiales, dejó su marca en 4 victorias
y 2 derrotas, con una efectividad de 2.75.
Miguel Dupouy Gómez.
INTERESANTE!! LO DESCONOCIA. MIGUEL, CADA DIA ME SORPRENDES CON TUS RELATOS BEISBOLISTICOS. TE FELICITO!!
ResponderEliminarMuchas gracias!!!! Un fuerte abrazo.
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