En días pasados, revisando cosas
viejas, encontré la revista “Sporting News” del año 2010, con la portada
dedicada al gran lanzador Roy Halladay, a quien le realizaron una interesante
entrevista.
Con motivo de su cambio de equipo,
pasando de los Azulejos de Toronto, en la Liga Americana, a los Filis de
Filadelfia, en la Liga Nacional, ya lo catalogaban como “El abridor para algo grande. El nuevo as Roy Halladay podría colocar a
los Filis de regreso a la cima”.
Su llegada al equipo, en una
importante negociación, involucró a 3 equipos y la salida del gran lanzador
zurdo Cliff Lee, ganador del premio Cy Young en la Liga Americana el año 2008,
de los Filis para jugar con los Marineros de Seattle.
El interview lo realizó el periodista
Steve Greenberg en el campo de entrenamiento de los Filis de Filadelfia,
ubicado en Clearwater, Estado de Florida (U.S.A).
Señalaba el recién llegado Halladay
lo siguiente: “El llegar a otro equipo,
tener otro uniforme, significa mirar hacia delante, un nuevo capítulo. Siempre he disfrutado mi tiempo en el béisbol”.
Al preguntarle a quién de sus nuevos
compañeros de equipo, siente especial interés en conocer, Halladay expresó: “Los lanzadores generalmente deseamos conocer
otros pitchers, pero en mi caso, en los Filis de Filadelfia, siento curiosidad
por conocer al segunda base Chase Utley, para corroborar lo que dicen de él,
que es un gran líder y que se prepara muy bien antes del juego, lo que me
emociona. Sería un momento especial”.
Halladay amó la ciudad de Toronto
(Canadá) y dio todo lo mejor por su equipo; sin embargo, el año pasado se
imaginaba que lo iban a cambiar a otra organización. Los Filis de Filadelfia se
interesaron en sus servicios. Halladay pensaba que habían mejorado los últimos
años y que tenía la certeza de que podían ir a los playoff y esa era una oportunidad
que deseaba al máximo.
Su año anterior había sido un
torbellino. Entre las peores cosas que le sucedieron en la temporada fueron las
distracciones generadas con el tema de su negociación. La atención de los
medios a su equipo y a su persona fue la parte más dura. Siempre Halladay se
caracterizó por ser una persona tranquila, de bajo perfil que trataba de evitar
esas situaciones. Fue difícil para él. La mejor parte era saber que iba a estar
en un equipo competitivo.
Su decisión la tomó junto a su esposa
y pensando lo mejor para sus hijos. ¿Dónde tenía el mayor chance de ganar?
Halladay sintió que con Toronto a pesar de ser su equipo, fanático y
partidario, su ventana de oportunidades se estaba haciendo pequeña, que las
mejoras de su club serían a largo plazo y que él siempre les desearía lo mejor.
En Toronto fue la ciudad donde más
había escuchado la frase de que le hacían referencia o asociaban como el mejor
lanzador que no había lanzado en los playoff. Señalaba Halladay: “Es una de esas cosas que deseas terminar. La
parte más importante del juego es mantenerse por muchos años. Cuando uno es
joven, no le da importancia porque estando en las Grandes Ligas uno busca su
propio éxito. Pero eso cambia con los años”.
En Toronto tuvo récord de 18 victorias
y 6 derrotas, con una efectividad de carreras limpias permitidas de 2.84 contra
los Yanquis de Nueva York. Halladay se levantaba anímicamente de una manera
especial cuando enfrentaba a los grandes equipos como los Medias Rojas de
Boston y los Yanquis de Nueva York. Expresaba Halladay: “Siempre hay mayor intensidad alrededor del juego, más fanáticos, más
medios de comunicación, etc. Para él, algunos de esos partidos eran los más
fáciles de lanzar, porque uno tiene las expectativas de perder. Uno no supone
derrotar a los Yanquis”.
Su expectativa es llegar a los
playoff. Halladay lideró a los lanzadores en la década del 2000`s con 47 juegos
completos y 139 victorias en la Liga Americana. El terminar los encuentros no
necesariamente es una meta para él. Se basaba más en lo competitivo que pudiera
ser, en ocasiones 7 innings eran muy buenos. Obviamente era muy satisfactorio
para Halladay abandonar el montículo finalizando un juego completo como
abridor. Lo importante era sentirse competitivo. No se fijaba un límite al
lanzar.
Antes y durante el inicio de alguna
apertura, se siente un poco dramatizado, al igual que cuando era niño, teniendo
nervios de emoción, sobre todo en la noche antes del encuentro. Le cuesta tener
pequeñas conversaciones el día del juego y la noche previa.
Describe a los fanáticos de
Filadelfia como apasionados. Su prioridad son los campeonatos.
Le preguntaron si los fanáticos lo
han abucheado y señaló afirmativamente que sí.
En ocasiones lo comparan con el
pitcher Cliff Lee. Halladay siempre ha admirado la labor de Cliff Lee como un
gran lanzador de la Liga Americana, cuando ganó el premio “Cy Young” en 2008,
quedando Halladay en el segundo lugar de la votación. Halladay también ha
admirado y seguido la pista de los lanzadores como Pat Hengen, Roger Clemens y
Paul Quantrill.
Halladay se siente a su llegada a
Filadelfia como un jugador, no como un coach de lanzadores más jóvenes. Él se
involucra y habla con ellos, pero como compañero de equipo, no como coach.
Al preguntarle si él mismo se siente
el mejor lanzador de su división, respondió con humildad Halladay que él nunca
vota por sí mismo. Señaló en primer lugar al venezolano Johan Santana, de los
Mets de Nueva York, a quien siempre ha disfrutado verlo lanzar. La manera como
Cole Hamel lanzó en los playoff un par de años atrás y el último año, también “está
allá arriba”, al igual que algunos lanzadores jóvenes de los Marlins de Florida
como Josh Johnson, tienen mucho talento.
Al señalarle la misma pregunta de
quién cree que es el mejor pitcher en la Liga Nacional, englobando todas las
divisiones, señaló Halladay que su decisión está sesgada hacia su favorito
Chris Carpenter, de los Cardenales de San Luis. Halladay jugó con él en
Toronto, de 1998 a 2002, son grandes amigos y sabe el tipo de persona que es.
Tuvo sus subidas y bajadas por las lesiones. Disfruta mucho viéndolo lanzar y
se siente que en muchas cosas son parte de él.
En los Juegos de las Estrellas ha
tenido problemas, porque es muy difícil.
Se tiene que preparase, tratando de conocer a peloteros de otra Liga, a quién
enfrentar y cómo lanzarle.
El pitcher Cole Hamels, de los Filis
de Filadelfia expresó: “La llegada de
Halladay al equipo beneficia a todos los peloteros de la divisa, ya que
Halladay es uno de los mejores lanzadores en el béisbol. Hace un increíble y
ético trabajo. Es un veterano que ha enfrentado a los mejores equipos y espera
con seguridad que su buena labor continúe”.
El pitcher B. J. Ryan, compañero de
equipo de los Azulejos de Toronto expresó sobre Halladay: “Mientras muchos peloteros se levantan a las 9:30 a.m., Roy Halladay
está de pie a las 7 a.m., trabajando. Halladay tenía unas condiciones físicas
especiales. En Baltimore, Ryan había sido compañero de Scott Erickson, Jeff
Conine, B.J. Surhoff y Mike Bordick, pero Halladay está primero en la lista de
los peloteros que más trabajan”.
Era un gran pescador de agujas (Marlins) en la
Florida, junto a A.J. Burnett y B.J. Ryan, siendo un anfitrión especial en su
casa, cuando iban a cocinar y comer los pescados recolectados.
Los éxitos de Halladay, continuaron
con su nuevo equipo hasta la campaña del 2013. Pudo cumplir uno de sus grandes sueños, como
era lanzar en los playoff y así lo hizo, los años 2010 y 2011. En 2010 lanzó 1 juego perfecto en la temporada regular y 1 No Hit No Run en la
postemporada. Ese año, ganó el premio “Cy Young” en la Liga Nacional, ya que
anteriormente lo había obtenido en la Liga Americana el año 2003.
Por casualidades de la vida, buscando
otras cosas, me encontré esta revista del año 2010, con su portada y
entrevista, de la cual tomé algunas partes que me parecieron interesantes
compartir con los amables lectores, sobre la vida de este gran pelotero,
recientemente fallecido. Paz a su alma.
Miguel Dupouy Gómez.
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